Seguramente paseas solitario,
abrumado,
extasiado devorador de versos.
Tú, séneca en amaneceres compartidos
deseoso de olvidar alguno (lo irreductible).
Le rezas al dios de la lluvia para inundar tus pocas certezas
o esas miles de dudas consonantes.
Sigues paseando y te reflejas en el verde cristal del semáforo,
No, no es la esperanza representada en las calles
solo te invita a cruzar, a recorrer(me).
Porque tú bien sabes que sólo entiendo la dialéctica de mis piernas,
en esos minutos
cuando mi piel vuelve a respirar sudores marítimos de tu boca.
Tú, séneca en amaneceres compartidos
deseoso de olvidar alguno (lo irreductible).
Le rezas al dios de la lluvia para inundar tus pocas certezas
o esas miles de dudas consonantes.
Sigues paseando y te reflejas en el verde cristal del semáforo,
No, no es la esperanza representada en las calles
solo te invita a cruzar, a recorrer(me).
Porque tú bien sabes que sólo entiendo la dialéctica de mis piernas,
en esos minutos
cuando mi piel vuelve a respirar sudores marítimos de tu boca.