recuerdo el instante preciso,
ese momento en el que me besaste la tarde dándole un portazo a mi rutina.
y te hablé de una ocasión ideal para un ambiente marino,
donde nos abrace un océano de luces (destellantes como me dijiste)
con algunos delfines hindúes durmiendo en almohadones,
y "jóvenes promesas" colgadas de las paredes como frágiles caracolas.
y las olas... siempre celosas de tus manos
empecinadas rezan hasta que un hada las convierta en caricias
esas que susurran cada noche,
cada día.
* habitación del mar por Marustahl