lunes, 9 de agosto de 2010

Aún


aún sabiendo que devoras famélicas noches


que lejos están de ser mías,


y que en tu garganta se refugia un dragón de fuego


capaz de incendiar la piel misma


aún así,


con tus ojos de almendra me miras...


y procedes a adueñarte


del abismo carmesí que duerme en mis mejillas.




desde el espacio